El Agua...

El agua es una de mis obras de la creación favoritas, porque se parece mucho a Dios. Sabemos que aunque  se manifiesta en tres formas distintas: Sólido, líquido y gaseoso, sigue siendo agua. Igual que Dios, quien es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espítiru Santo. Tres formas distintas, UN MISMO DIOS. Además, podemos encontrar el agua en las manifestaciones más maravillosas de la vida, así como Dios se manifiesta a nosotros de distintas maravillosas maneras...

En una cascada siendo fuente de energía así como el Espíritu Santo lo es para nosotros.

En un vaso de agua que le damos a beber al sediento, así como Jesús nos da de beber de su manantial.

En un oasis en medio del desierto, como Dios en medio de la prueba.

En las lágrimas que derramamos cuando la emoción no cabe dentro de nuestro ser, como cuando el Espíritu Santo fluye en nosotros, restaurando, sanándonos y conmoviéndonos hasta los huesos.

En el sudor que refresca nuestra frente después de un largo rato de trabajo, como el soplo de aliento de vida que Dios nos dá cada mañana, en cada nueva misericordia. 

Humedeciendo nuestras pupilas para que podamos ver, como cuando Dios ilumina nuestros ojos llevándonos a la luz de Su verdad. 

Cayendo de la regadera lavando nuestro cuerpo, mientras Dios lava nuestro ser interior.

El agua ocupa tres cuartas partes de la tierra. Bueno, Dios reina sobre TODO EL UNIVERSO.

Pero no vayamos tan lejos, así como el 70% de nuestro cuerpo es agua, el Espíritu de Dios habita dentro de cada uno de sus hijos. 

¿No es maravilloso? 

¿No sabéis que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

1 Corintios 3:16