jueves, 5 de marzo de 2009

Nada mejor que una pequeña, para una GRAN lección.

He aquí la dulce razón que me incitó a escribir...

La semana pasada estuve en una primaria federal realizando mis prácticas, (estudio Educación Especial). En este tiempo observo el trabajo de las maestras y aplico actividades a algunos alumnos con necesidades educativas especiales.

Estaba en el salón de apoyo cuando la maestra me presentó a la que sería mi alumna por esa semana. No pude evitar sonreir al ver el rostro de la pequeña y al instante mi mente empezó a trabajar. Se veía tan frágil, tan pequeña, tan inocente... y a la vez, tan llena de vida y ganas de ser mejor. Ella sabe que algo anda mal, pues ha pasado por muchas situaciones muy difíciles a su corta edad, podriamos decir que a sufrido demasiado. Sin embargo, en mi vió una esperanza, lo supe por su mirada. De pronto sentí que mi corazón se partía y se entristecía ante semejante situación. En verdad deseaba ayudarla, deseaba poder hacer algo más pero me inundo un fuerte sentimiento de impotencia, y entones mil preguntas surgieron en mi cabeza: Dios, ¿Por qué ésta niña ha sufrido tanto? ¿por qué no me enviaste antes aquí? ¿cómo es posible que la gente abuse de esta manera? ¿cuánto tiempo más tendrá que segui así, recibiendo rechazo y burlas? ¿por qué le tocó a ella pasar por esto? ¿por que somos tan diferentes?... confiezo que me costó contener las lágrimas, y sentí que toda la bendición que Dios me ha dado era muy inmerecida, ¿acaso no merece ella más que yo?

Más tarde, camino a casa, Dios empezó a redargüir en mi corazón y nuevamente me dió un merecido y cariñoso jalón de orejas. Esa pequeña es creación de Dios, ÉL la creó así con un propósito único y maravilloso. Además, ¿qué diferencia hay entre ella y yo? ella es imperfecta, igual que yo; es diminuta, igual que yo; tiene muchas debilidades, igual que yo; depende absolutamente de la misericordia de Dios, igual que yo; ha sufrido mucho, igual que yo; tiene un cuidador que nunca duerme; igual que yo; "DIOS LA AMA IGUAL QUE A MÍ", y desde luego está guardando sus pasos.

Mi respuesta fué: "GRACIA DE DIOS". Wow... ahora sí que Dios me bajó de mi nube, después de todo no somos tan distintas, sino todo lo contrario, ambas contamos con la gran fortuna de tener un DIOS bueno y misericordioso que no aparte sus ojos de nuestras vidas. Y si vivimos hoy es solo por SU GRACIA.

No cabe duda que eres hermoso Señor, se que TÚ tendrás cuidado de esa pequeña, como lo has tenido de mí.

OJO: Si alguna vez te has hecho preguntas como las mías, (que seguramente ha sido así) no te apresures a darle rienda suelta a tu mente!, mejor has una pausa y reflexiona, tal vez al igual que a mí, Dios te de un "soplo de vida" para recordarte que ÉL NO SE OLVIDA DE NINGUNO.

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